¿Ves, ves el límpido fondo de este lago? ¿Ves esas plantas de largas y
verdes hojas que se agitan en su fondo?... Ellas nos darán un lecho de
esmeraldas y corales..., y yo..., yo te daré una felicidad sin nombre, esa
felicidad que has soñado en tus horas de delirio y que no puede ofrecerte
nadie... Ven; la niebla del lago flota sobre nuestras frentes como un pabellón
de lino...; las ondas nos llaman con sus voces incomprensibles; el viento
empieza entre los álamos sus himnos de amor; ven..., ven.
Gustavo Adolfo Bécquer.
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